LA INJERENCIA DEL AMOR
- Laura De La Pava
- 11 mar 2016
- 2 Min. de lectura
Las acciones preceden a un impulso, como la motivación que genera tu espectro en mis pensamientos y es que el mundo de las ideas está colmado de almas presas que nunca existieron, que nunca fluyeron y se quedaron estancadas en una mente enferma, con ansias de discernimiento.
Estando lejos a veces te encuentras con esa poesía perfecta que susurra la soledad, expresando su melancolía en letras que producen electricidad inexplicable como el infinito, se alteran mis deleites y en un segundo podría encontrarme entre sentimientos fáciles de nombrar que invaden mis ojos.
Ideas incorporadas en mi mente producen sunamis personales y no me quiero detener a pensar, mientras el cerebro acaba con la glucosa, se prepara para desafiar el mundo moderno y oponerse a los efectos narcóticos del amor. ¿Que sería el amor en otros tiempos? ¿O tal vez el tiempo no sea una condición relevante para algo tan notable? en el espejo puedo ver la claridad de un alma cuando transige, porque aún tengo tus ojos grabados en mis pantallas mentales, aún tengo la esperanza de que esos ojos se fijen.
Alguna nerviosidad me llena de tensión, y es que no quiero amar como hacen todos, amar para sentirse encerrado dentro de sí en la mente del otro, como los padres que entregan la vida entera a sus hijos y se confinan en sentimientos de culpa, transmitiendo responsabilidades innecesarias. así es el considerable ejemplo que te da quien amorosamente, te coarta de lo que a su punto de vista te menoscaba.
Y volvería a preguntar: ¿cómo amarte? en las noches me ahogo en dudas que vienen solas sin ser llamadas, y el humo del aislamiento me envuelve entre fríos recuerdos que no han sido vividos sino soñados, porque sí es que te encuentro casualmente a mi lado me gustaría resistir a los lineamientos del amor sin instintos de conservación egoístas y tal vez ponerle otro nombre a ese universo que me sumerge épicamente en maremotos mentales con tu nombre.
Ven a recoger tu alma y deja que el amor duela, que, aunque falsamente te entregues sabré que existes de cualquier forma. Y sí te busco y no te encuentro la noche pasa para que llores, será un momento premeditado, sin escapatoria, en medio de guerra como la adhesión natural humana saciar efímeros placeres y así dormir en los ríos cómodos del amor reciente.
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